Tánger cautiva con su estilo internacional, sus gentes, y su esencia más pura.
Todo tan diferente a lo que había visto… Me encantó! En este post me gustaría explicaros mi experiencia, para que no os pase como a nosotros, que teníamos muchas ganas de realizar este viaje, pero a la vez nos daba mucho respeto por el desconocimiento.
Nuestro viaje fue, como se dice aquí en Valencia «pensat y fet».
Era el primer viaje al extranjero, organizado por nosotros. Compramos el billete del Ferry aquí: https://www.frs.es/ que es el que tarda menos en llegar a Tánger y no hay tantas colas de espera para embarcar como en Algeciras. Además, en este último puerto el trayecto no es hasta la ciudad de Tánger, sino al puerto de Tanger Med, que está a unos 40Km de Tánger.
Contratamos un seguro médico en Mapfre por ir prevenidos.
Por otro lado, el hotel lo cogimos en el enlace de abajo, que encontramos una oferta y nos enamoró su arquitectura, decoración y las habitación con encanto.
❤️ Cuando no sepas dónde ir, sigue el perfume de un sueño ❤️
Empezó con la primera parada en mi pueblo de Córdoba para estar con la familia con el fin de estar unos días allí con la family para el miércoles salir para Tarifa, porque teníamos el Ferry a las 15:00h.
Salimos de viaje, cruzando Andalucía de norte a sur, y llegamos a Tarifa, para nosotros era la primera vez que la visitábamos. Al llegar vimos que no había aparcamiento en el del puerto, por lo que tuvimos que ir al parking municipal que está sobre 1,6km del puerto.
Llegamos a Puerto de Tarifa (hacia Tánger Ville) sobre con 1 hora de antelación tiempo de sobra, para coger el Ferry a Tánger . Por cierto, no hay control de peso en la maleta como en el aeropuerto. Solo control de lo que llevas.
Cogimos el Ferry que en 35 minutos estábamos en el puerto de Tánger . Ahí comienzó la aventura!!!😁
LLEGAMOS A TARGER!!! que nervios y que ganas de descubrir un nuevo continente, África. He de reconocer que estaba un poquito nerviosa por comentarios que había leído en foros. A la salida, muchos taxis de color aquamarina en la puerta, pero nosotros más chulos que un ocho, decidimos ir andando y así íbamos viendo la ciudad, ya que estábamos a 1,7km del Hotel Minzah, que está en el centro de la ciudad y muy cerca de la Medina y el Grand Socco.
Cuando ya salimos del Puerto y llevamos unos 400 a 500 metros nos dimos cuenta que Tánger esta situada en una montaña, y nuestro hotel estaba arriba. Empezamos a adentrarnos por las calles de Tánger con nuestras maletas, un poco con nervios a lo desconocido, y cansados porque las calles de aquí son con muchísima pendiente y ademas eran alrededor de las 3 de la tarde hora Marroquí (en Marruecos es una hora menos), con mucha calor, y mucha pendiente con las maletas… para otra vez, os recomiendo coger taxi aquamarina (minitaxi) pactando el precio, eso sí, antes de subir…jeje por el recorrido pasamos por el Gran Teatro Cervantes 1913, que días más tarde fuimos a verlo por dentro.
Llegamos al hotel, POR FIIN! nos recibieron los botones o porteros del hotel, vestidos con una indumentaria muy peculiar, muy atentos ayudándonos en todo momento. Precioso hotel estilo y decoración muy morisca con exuberantes jardines de palmeras, eucaliptos, rosas y geranios.
La habitación era super bonita, con un cabezal enorme en color blanco y negro, con unas lamparas decorativas en la pared, con un escritorio, un apoya maletas enorme y un armario grande. El baño era muy grande con azulejos combinados con florales moriscos.
Decidimos irnos al hotel para recoger fuerzas para el día siguiente. Al llegar a la habitación salimos a la terracita y las vistas eran superbonitas, pues se veía todo el puerto tangerino iluminado.
A la mañana siguiente, fuimos a desayunar en el hotel.
A la entrada del restaurante para el desayuno, hay un patio con una fuente en medio y alrededor varias mesas para desayunar en la terraza, y en la pared con azulejos con mosaicos azules hasta media pared y con fotos de personajes públicos que han estado hospedados en el hotel como Yves Cousteau, Jean Claude Van Damm, Leonardo DiCaprio, Calvin Klein, Jamal, Debouz, Emilio Butrageño, S.A.S Le Prince Albert II de Monaco, Jacques Chirac, Miguel Rios, José Luis Rodriguez Zapatero, Sr Manuel Chaves, Se hospedaron Ángel Garó, Mr. Francis Ford Coppola, James Broccoli, Rex Harrison, Kenzo, Princess Ira de Furstenberg, S.E. Jaime de Mora y Aragón, Tom Hiddelston, los condes de Guëll, Winston Churchill entre otros…
Dentro del restaurante la construcción con grandes columnas con un piano de cola en el centro, las mesas son redondas con sillas de piel, las lamparas estilo árabe, y grandes ventanales con arcos.
Hablando del desayuno, que por cierto una gran variedad de comida, tanto en dulce como salado. Había diferentes clases de chópped, mortadela, quesos, olivas (están riquísimas habían verdes y negras) unas tortas llamadas rghaif que las hacían en el momento en una plancha, que las podías comer con salado o con dulce, yo unos días las comía con miel y otros con Nutella, mi perdición.
También había gran variedad de carnes, pinchitos, muslos de pollo, napolitanas, cupcake con almendras etc.
Al salir del hotel fuimos a comprar una tarjeta marroquí de megas para el móvil y cambiar euros por dirhams, que es mejor el cambio allí, que desde España, estaba muy cerca del hotel.
Aquí en España hicimos un pequeño cambio en Ria de cada 1€ te daban 9,33DH, en cambio en Marruecos el cambio es muy bueno, por cada 1€, en dirham 10,33DH incluso en uno de la medina nos hizo el cambio a 10,50DH.
Nos dirigimos hacia el Grand Socco y conforme nos íbamos acercando había más gente y más coches a su alrededor en gran bullicio.
Acto seguido nos adentramos en la Medina, llena de tiendecitas con productos de artesanía, bolsos, souvenirs para el frigorífico, llaveros; colgantes, pulseras con la mano de Fátima; Taqiyas (gorros marroquí), productos de artesanía de metal; espejos, bolis, mecheros, con abalorios; alfombras, peluches de camellos, y un sin fin de detalles que cada tienda tenían. ¡Me encantó!
Por el recorrido pasamos por el Mercado Central, donde vendían carne, pollos, verduras, encurtidos, tiendas de ultramarinos donde encontrabas grandes sacos llenos de diferentes especias, en un aroma a veces elegante, a veces fuerte, pero diferente y auténtico a la Europa que estamos acostumbrados.
Recorrimos la Rue Siaghine, donde había una especie de fuente con muchas plantas, azulejos, platos decorativos y lámparas en la pared, de repente te encontrabas arcos que se adentraban a plazas con tiendas de venta de artesanía. Precioso!
Pasamos por la calle Rue Bab Assa, una calle muy colorista por sus peldaños que si continuas llegas hasta el Bab el Assa, la puerta de los bastonazos, ya que en tiempos pasados azotaban de esta forma a los presos camino de la prisión de Tánger, continuando llegamos a la Place Du Mechouar que lo que me sorprendió es unas motos con remolque aparcadas, que las suelen utilizar en los mercados para transportar, ya que en Tánger hay zonas de calles muy estrechas.
En la plaza de Grand Socco pasamos por El Cinema Rif . Este cine en la actualidad es el cine que mejor se conserva en Tánger. Este cine ha sido reconvertido en un espacio múltiples de talleres, actividades culturales, café y cine principalmente de autor. Siendo a la vez videoteca.
Después de pasar todo el día en la Medina, nos decidimos descansar en el Hotel en la piscina.
Estaba muy tranquila y por cierto el agua fresquita. Que por cierto, nos sorprendió bastante el clima, hacia calor, pero no más que en España, yo diría menos, pero cuando corría el aire era fresquito, sobre todo por las noches.
La influencia de los vientos del estrecho de Gibraltar se notan mucho, con cambios de temperatura muy repentinos.
Esa noche volvimos a cenar en Cafe Glacier Pace de France, porque otra vez nos volvimos locos para buscar un restaurante abierto.
Cenamos tagliatelle con atún y tomate, patata asada con productos del mar. ¡Estuvo muy buena!
A la mañana siguiente, nos fuimos dirección a Gare Tánger Ville para coger el tren para Asilah.
Al llegar a la estación de Gare de Asilah tuvimos que coger un Petit Taxi, que son los que hasta que no se llena no va al sitio, al ser sitio concurrido, no esperamos mucho, y nos salió por 20DH.
En el taxi íbamos, el taxista, una madre con su hijo, y detrás Andy y yo con dos chic@s más. 😁 Nos dejo en la plaza principal.
Asilah es una ciudad situada a unos 48-50km de Tánger, sus calles son muy pintorescas y están pintadas blancas, azul y verde; las fachadas de las casas están decoradas con obras de artistas que las visitan. Las murallas fueron construidas por Alfonso V de Portugal en el siglo XV. Sus calles de la medina son estrechas y muy limpias.
Estando nosotros allí, vimos un a un señor quitando papeles de la calle. La mayoría de los vendedores de artesanías en Assilah se encuentra en la medina antigua, calle Al-Kharazine, zona muy concurrida donde se puede contemplar el arte de carpintería, esculturas y madera tallada y pintada, costura tradicional, trabajos en cuero, y artesanía elaborada con elementos marinos (conchas, etc…) y que decir de las vistas desde el mirador, es precioso,
¡Un pueblo con encanto y recomendable para ver!
A la vuelta tuvimos una anécdota para contar y recordar😂
El billete de tren lo teníamos a las 18:15 por lo que a las 17:00, tuvimos que ir al centro del pueblo para volver a coger un taxi para que nos llevara a la estación.
Despues de esperar un rato, vino un Grand taxi con gente que las dejo en la plaza, le dijimos al señor que si nos podía llevar a «Station», nos dijo que si, y le preguntamos el precio, esto más o menos por señas porque no hablaban ni ingles ni español….dentro del taxi, vimos que el trayecto de vuelta a la estación era mayor al anterior de ida, y cuando nos dejo y se marcho el taxista nos dimos cuenta que nos había dejado en Cas Station Afriquia a unos 3,1Km de la estación Gare de Asilah.
Imaginaros en mitad de una carretera secundaria, de un país que no conoces, con el sol en lo mas alto, y sin apenas arcén….solo temimos 45 minutos para hacer ese trayecto a pie porque a las 18:15h salía el tren hacia Tánger y en el navegador de Google nos indicaba que tardaríamos 40 minutos….después de todo lo que habíamos andado durante el día, nos quedaba un sprint para llegar a tiempo y coger nuestro tren.
Finalmente, ¡Sí, llegamos! ¡Cansados, pero llegamos!
Aunque hubo truco, hicimos un salto de vía unos 500m antes de llegar, y nos evitamos trayecto completo.
Cuando llegamos de Asilah, cerca de Gare Tánger Ville fuimos al centro comercial Tanger City Center, pues queríamos comprar productos para llevar a España, ya que como os he comentado anteriormente, en el Ferry no hay problema por el peso de la maleta.
Allí compramos para hacer cous cous, latas de conserva, cupcake… a destacar el estilo del supermercado Acima, ¡que es como si fueras al Alcampo!
A la salida, decidimos coger el bus numero 14 que nos dejaba en la Medina con una parada cerca al hotel Minzah.
Una vez conoces las paradas, es un método de transporte seguro y muy barato.
Esa noche decidimos cenar en el hotel en El Korsan con música marroquí y danza del vientre en directo.
Nada más entrar, ves un gran escenario rodeado con una barandilla, todo con una gran alfombra.
El responsable del restaurante, nos llevo a una mesa bajita y grande (tipo mesa de centro en España) con unos sofás muy cómodos y acogedores, con cojines.
Alli nos pedimos tajine de dorada, cous cous, y pastilla, con verdurita ...como en todos los restaurantes, había de carne (cordero, pollo) y pescado ¡Y CERVEZA! aquí si que pudimos beber una buena cervecita marroquí, en concreto de Casablanca.
Muy bueno, aunque aquí lo que más llamaba la atención y nos encanto es la música en directo, y que la bailarina se acercaba a las mesas a bailar e incluso si te atrevías, te sacaba a bailar.
Al día siguiente, decidimos quedarnos en Tánger, estábamos muy cansados del día anterior, puesto que habíamos hecho 18km a pie, aunque ya sabíamos que íbamos a andar en este viaje… 😋
Antes de adentramos nuevamente en el Grand Socco, fuimos a visitar el Gran Teatro de Cervantes 1913, que está ubicado cerca de nuestro hotel.
En la puerta del Teatro un grupo de visitantes estaban saliendo del edificio, le preguntamos, y nos dijeron que el señor que estaba en la puerta nos lo mostraría.
En 2007 hicieron una pequeña reforma con el fin de evitar su derrumbe. Pudimos comprobarlo, al entrar y ver el interior del hall apuntalado.
Al fondo se veía el salón de actos donde estaba el escenario, todo en forma como circular, pintado con toques azules, las butacas de madera enfrente, y algunas de ellas encima del escenario. En los laterales se mantenían los palcos.
El techo del teatro acaba en una gran cúpula. Había como una apertura con rejas, no se si es por desprendimiento, y estaban rellenado de cristales.
El hombre nos guió por unas escaleras sin luz, y tuvimos que encender la linterna del móvil y nos llevo arriba a la parte del palco o zona vip. También vimos una sala donde parecía que estaban los camerinos, pero ahí no pudimos entrar, solo ver desde afuera.
El Teatro tuvo sus años dorados en la década de 1950. En la actualidad el está cerrado.
En febrero de este año 2019, el ministerio de cultura español y marroquí llegaron a un acuerdo mediante la firma para destinarlo a usos culturales. Fue una donación irrenunciable al estado Marroquí, con el compromiso de mantener el nombre y restaurar en su totalidad en un plazo máximo de 3 años y de gestionarlo.
Tenía ganas de visitarlo, porque había leído que habían pasado por su escenario numerosos artistas español@s tales como Estrellita Castro, Carmen Sevilla, Imperio Argentina, María Caballé, Catalina Berreno, Antonio Machín, Manolo Caracol, Lola Flores, Pepe Marchena o Juanito Valderrama. Una vez visto, bajamos y nos fuimos hacia la Medina.
Nos adentramos en la Medina y fuimos recorriendo por las calles tan estrechas y curiosas que los balcones de cada fachada terminaban tocándose y fusionándose…jejeje.
Fuimos a ver el El Museo de Tánger (Kasbah Museum) que se encuentra instalado en el antiguo Palacio del Gobernador, conocido como Dar al-Makhzen. Fué construido sobre los años 1691-1740 en el reinado de Moulay Ismael.
Dentro del Museo pudimos contemplar un precioso patio central al descubierto rodeado por 6 columnas de mármol, donde habían diferentes salas con las cúpulas de madera de cedro labrada y pintada, al puro arte marroquí.
Dentro de algunas de esas salas había una amplia recopilación de productos de artesanía local, regional y nacional, de estilo marroquí y de diferentes épocas desde la prehistoria hasta la Edad Moderna de Marruecos.
También pudimos ver una sección arqueológica, las armas, puñales, sables y fusibles, grandes baúles de cedro, artículos decorativos marroquíes de madera tallada y pintada, puertas, techos del siglo XVIII. Digno de ver.
Nos llamaron mucho la atención las sillas que están expuestas nada más entrar al museo de frente. En la más alta se sentaba la novia para que la vistieran y maquillaran el día de su boda. A su lado, se ponía el novio, y ambos se intercambiaban dátiles y leche como comienzo del principio del resto de sus vidas unidos.
Unas de las salas que más me gusto es una en que todas las paredes estaban recubiertas en tonos azules, verdes, y ocres, friso que homenajea a los artesanos que lo hicieron con sus propias manos. Se trata de la Sala de la Cúpula Verde. El sultán recibía a los diplomáticos extranjeros que habitaban Tánger.
Y qué decir del jardín, de tipo andalusí, donde lo crearon para la privacidad del Riad sultán y para salirse del bullicio de Tanger. Sus árboles de enormes raíces con ocho siglos de vida llama mucho la atención. Allí pudimos ver dos enormes tortugas que habitaban en el jardín.
Es un museo que recomiendo visitarlo porque podrás contemplar su belleza, y además, recoge piezas antiquísimas, por su arquitectura y por el jardín. Podrás dejarte llevar por la imaginación.
Esa misma noche fuimos a cenar al restaurante Rif Kebdani, que vimos por casualidad, con apariencia de pequeño.
Cuando llegamos pensábamos que estaba lleno, pero preguntamos y nos llevaron por unas escaleras mini hacia el sótano en el que había una mesa libre, y para nuestra sorpresa estaba la familia gallega que por la mañana nos habíamos encontrado en el Gran Teatro de Cervantes 1913.
Nos sentamos en una mesita en unos sofás mulliditos. Allí cenamos cous cous, tajine vegetal y parrilla de pescado, y para beber agua, ya que aquí el alcohol esta prohibido y solo hay muy pocos los sitios donde se pueden beber.
Todo muy rico y muy majos los camarer@s. Para postre, nos invitaron a té marroquí y pastel. ¡Recomendable!
Preciosa vista del puerto con su iluminación desde la habitación del hotel.
Al día siguiente, día de regreso, con ganas de quedarme algún diita más 🤩
Como reflexión:
He de comentar, que pensaba que era una ciudad muy reservada, pero la verdad es que nos pudimos encontrar a chicas con velo, como sin él (muchas de ellas), algunas chicas con burka (muy pocas chicas lo llevaban) otras como una especie de velo en la cabeza y con otro velo que le tapaba los labios (no era burka) y hay respeto.
Me gustaba ver como combinaban su ropas con el velo. Pero lo más importante es cómo se respetaban las unas a las otras, sin ningún tipo de imposición clara.
Aunque iba con un poquito con respeto por el desconocimiento y por salir de la zona de confort, por comentarios de foros, que al final cada uno cuenta su experiencia y la mía, en este caso, nuestra experiencia ha sido positiva, solo que hay que tener un poco de picaresca porque intentaran dar precios desorbitados, por lo que hay que negociar SIEMPRE.
Me sorprendía que aún teniendo diferente cultura, idioma, cuando cruzábamos la mirada en el ascensor, escalera, en la medina, nos saludábamos con una sonrisa.
Era curioso que en las cafeterías con terraza exterior nos sorprendía y nos recordaba mucho a cuando fuimos de visita a París, las mesitas y sillas estaban mirando hacia la calle.
Si me preguntarán si recomiendo visitar Marruecos. Mi respuesta es SI!
Volveremos!
Recuerda!!
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